miércoles, 13 de mayo de 2009

Aportes de San Juan de Arama, Meta

Gonzalo es el yerbatero bueno. El otro, a quien llaman Yerbabuena, tiene malas referencias y genera no poca reticencia: dicen que el tipo hace brujería de la negra con plantas. De Gonzalo dicen, en cambio, que hace sahumerios todas las tardes en una bata blanca. Tiene en la casa una silla de barbero antigua en perfecto estado, para peluquiar vecinos y una máquina de cocer Singer tapada con una capa de lona oscura para “coser pantaloncitos”.

Es paisa y se conoce todas las hierbas que ha plantado en su solar enorme, enorme y verde como los otros dos que conocí en San Juan. El amor por la plantas en ese pueblo, por el orden, la limpieza y la buena disposición de los espacios es evidente tan pronto se cruza el umbral de una casa sanjuanera. Después de retratar muchas plantas y anotar rápidamente sus preparaciones medicinales, le pedí a Gonzalo un pie de romero que ojalá pegue. Los tomates, que tiene los más lindos que yo haya visto (colgados de una estaca de bambú, por cierto) según él sólo requieren ser bajados cuando están pintones. También ayuda estar pendiente de los plagos que los atacan. Claro, y tener una mano verde y prodigiosa.

--Eso es coca silvestre--me dijo al oído el bibliotecario, Aurelio Higuita Pulgarín, cuando me quedé mirando intensamente un árbol alto, tronco clarito, de hojas brillantes y ovaladas como un ficus, con frutitos de rojo intenso más alargados que la pepa de holi. Recogí semillas frescas, secas y unas germinadas. También, alrededor de la biblioteca en las cercas que la rodean biblioteca encontré unas matas de ají pajarito rojo, como unos cachitos escarlatas de un centímetro. Además, cuando Pulgarín me mostró la palma de la entrada que acaba de limpiar, recogí del suelo un hijito que se salvó de la limpia.

Quizás falte temperatura en Santandercito, pero nada que las maticas no se emocionen y peguen. Como dijo la señora de la familia Calderón que también nos descubrió los secretos medicinales de su solar, “a las matas yo les hablo, pero también las regaño cuando van atrasadas.” Y qué belleza de matas las que tenía esa mujer.  

1 comentario:

  1. Catalina es tan atacada que no se va a esperar a que la gente de los talleres recoja el legado de hierbas y recetas: lo va haciendo ella de una vez... Buena cosa esa de la afinidad entre la tallerista y su tema. Se va poniendo enriqueciendo esta huerta

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