Es mayo 17 y las noticias de la huerta vienen pintadas de alegre verde, flores que presagian más frutos y un nuevo vecindario vegetal. Las habichuelas, en su primerísimo vuelta, rindieron 1.5 kilos de largas, jugosas y dulces vainas. Falta aun mucho por recoger de solamente seis plantas, pues unas se alzan hasta dos metros de altura, coloreadas todavía con flores blancas de centro amarillo, mientras las más atrasadas auguran la extensión de la cosecha por muchas más semanas.
Mis tomates, José concedió, están mejores que los de él, menos altos y con más frutos. Se ven sanos (aunque aún no canto victoria) y muchos brotes peludos de flores delicadamente amarillas anuncian la venida de más tomates verdes y brillantes. Hoy repetí la dosis de ortiga y heliconia, pues al menos daño no han hecho.
El cilantro, José también concedió en este punto, está arbustoide, casi, y mejor que el suyo. Las plantas de alzan airosas y están tan llenas de flor que parece que no volveremos a comprar semilla. Al menos ese es el plan, poder tener un permanente parche de cilantro para la cocina.
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