lunes, 27 de abril de 2009

Celia, qué cruz

Tenemos nueva adquisición. Se llama Celia (yo propuse Eli, Felipe dijo que Negrita, y en cambio Blanca la quería como Pepita).

Ha de ser la esposa de Júnior, es mi pensado y sentir, pero ya la Chanda le para más bolas que la pelota de mi perro favorito. Las parejas no pelechan este año, el maíz está pasmado y las lechugas—pinches malditas—deshojadas y babosas son. Y Celia, linda la bolita negra, no le dio la paz a mis pies enchancletados, mordiéndolos con sus agujitas dentales.

 Con la llegada de Celia, que sí puede entrar a la casa, a Coca-cola se le desataron unos celos que más bien evidencian su enfermedad: se siente reemplazada la Coca, que tiene la cara invadida por un tumor muy grande. La comida de los perros está envenenada, es la conclusión. Brusca se fue con un balón de fútbol en las mamas, Juancha estaba como pozo verde por dentro y ahora la Coca, que debe tener como 11 años, carga en el cachete una cosa que le rasca, le cierra el ojo y la pone a gruñir, a veces, por las noches. La buena noticias es que hay paranoia mundial por la fiebre porcina!!! 

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