1. Las orquídeas de semana santa ya están flor.
2. El pueblo de Santandercito anda con colores nuevos y obras. Son la promesas de renovación hechas cosas renovada por un alcalde que parece moverse, según me explica Magdalena. Habrá también una nueva fuente de agua, nuevo empedrado para la plaza y hasta una delegación de Santandercito estuvo en Barichara la semana pasada. Por si fuera poco, cuenta Magdalena emocionada, para la celebración del domingo de ramos fueron abolidos los ramos de una palma en vías de extinción. En vez, los feligreses recibirán unas palmitas para sembrar en la casa.
3. De bajada a la finca veo sobre el separador, frente al cementerio El Apogeo, una niña de 16 con un balde amarillo lleno de flores apoyado en la cadera, el cuerpo quebrado un poco en la cadera, y se ríe desafiante, buscando chance de pasar entre los carros.
4. Los hibiscos son de tantos colores como en Hawai, pero no lo había notado antes.
5. El camino se siente acolchado en los pedazos embarrados. Las habichuelas crecieron un jurgo y las arvejas. Me pillé también unos frijoles de contrabando que me sembró Jose. Con el maíz criollo, además, todo crece en desorden
6. El Salto del Tequendama está muy crecido con los aguaceros, que auguran mojar toda la semana de descanso. (y la mojaron. Esa semana ya pasó, pero voy atrasada en las publicaciones de esta vaina).
7. Los perros sonríen.
8. Descubro que en Los Tunos, mi almacén de cabecera, también vende trucha ahumada, embotellan agua, y hacen exquisito merengón de guanábana. Eso sumado al queso de siempre, el yogurt y la torta de queso y el arequipe suman 40mil de productos lácteos locales hechos por la pareja más chévere del mundo. Se gastan 14 cantinas de leche a la semana y solos entre los dos hacen 20 quesos doble crema semanales, arequipe, merengón, esponjados, flan, yogurt de mora y melocotón, torta de queso, queso campesino, cuajada. La caja registradora es de cobre antigua.
9. Julio me prestó muchos libros para leer.
10. Por primera vez actúo razonablemente con el carro, cambio pastillas justo a tiempo y me evito cepillar los discos. Besito para mí.
11. El sol brilló casi todo el día y hasta los ñeros de la 19 tenían los ojos más brillantes que de costumbre.
12. Detrás del taller descubrí muchos moteles de hora, con putas flacas y gordas felices hablando a las 10am, arregladas ya. Niños jugando, un señor pasa en bicicleta, la calle esta llena de huecos tapados con ladrillo picado. Los moteles están enchapados con baldosa verdosa con amarillo, o vinotinto de reborde amarillo y hay matas en las puertas, que entran en recoveco para cubrir rápidamente al infractor del deseo. Y el sol brilla.
13. Tengo la sensibilidad alborotada y buen ánimo de ver todo. En Soacha, una tienda de frenos o de cerveza llamada “El Bacán”. Es que hasta Soacha brilla hoy, las busetas llenas de gente ansiosa por visitar a su familia, como si la alegría escolar que sentí ayer al salir de la ofician, despidiéndome con manotadas y chistes y cuentos pendejos y abrazos hubiera contagiado toda la ciduad, feliz de no trabajar. Feliz y soleada.