martes, 30 de junio de 2009

La huerta en Tinjacá: “Los neocampesinos” (PARTE II)

Mi peregrinaje personal por el neocampesinismo arrancó a principios del 2007 la tarde que Ramiro y yo echamos azadón a un lote de unos 10 metros por 6 contiguo a las pesebreras y cobijado por un enorme ocobo de los que florecen rosado un par de veces al año. (Y sembramos Monsanto…) Acabada la labor nos sentamos al borde del lote a ver la tierra revolcada y organizada en heras. Ramiro, que poco hablaba, me contó que cuando chiquito se comía las arvejas crudas porque sabían dulce. Yo me quité los guantes para evitar las ampollas y le propuse traer cerveza fría y un radio para la siguiente jornada. Al otro día colgué un juego de banderas tibetanas que tenía archivado en un cajón de un árbol para que cuidara la cosecha. Ramiro se rió con ese detalle netamente neocampesino un poco más que cuando le dije que los gusanos trozadores del maíz no los mataríamos con Lorvan sino a mano.

Ahora, el examen final y la ceremonia de grado de mi tardía iniciación en el neocampesinismo ocurrieron, respectivamente, en las noches del sábado y el domingo en la plaza de Tinjacá cuando se celebró una fiesta carraguera de alto turmequé. El sábado fuimos testigos, un nutrido grupo de bogotanos zona-chicó-norte amantes del azadón y unos nativos de Boyacá, de la presentación de un grupo de músicos de Bogotá: uno de rastas, otro con facha carranguera y físico de alemán extraviado en el trópico y dos más con sombreros de tela de verano y gafas lenin, un grupo por lo demás, talentoso y de gran swing carranguero. Los siguieron otros grupos buenos, más típicos. Esa noche agitamos las caderas modestamente con una cerveza en la mano y un cigarrillo en la otra. Más bien juiciosos asistentes al interesante festival.


Del tímido goce por una música colorida que nunca oiré en la soledad de mi ipod no quedó ni el recuerdo a la siguiente noche. Armados de una botella de Líder Sin Azúcar prontamente comenzamos a dar vueltas y volteretas con patalaleos y zapateos hasta que pasaron uno, dos, tres grupos y Velosa también! Difícil la vuelta a la finca, sin lugar a dudas por culpa de un baile de salsa que decidimos improvisar en la carretera frente a una bolsa plática, pero también por culpa de la azúcar del bajo líder de punto oscuro y remoto. Mal.


Pero, ¿qué es el neocampesinismo?

Una cosa fundamental, crucial y absoluta: el maridaje impúdico de un genuino pero filosófico amor por la tierra con una cierta incorregible sensibilidad urbana. Un hijo de ese ilícito matrimonio es este blog. Los otros hijos son los tomates 200% orgánicos (4 libras y media), libres de bichos, medianamente insípidos pero fogosamente rojos que produjeron las matitas de tomate sembradas como por no dejar la tarea sin hacer.


lunes, 22 de junio de 2009

La huerta en Tinjacá: “La fábrica” (PARTE I)

La familia Uribe, la encabezada por Andrés, tiene dos fincas por la zona de Tinjacá. En la primera, donde viven y duermen, hay una casa de adobe, techo de teja de barro y entramados de caña brava rodeada de árboles de feijoa, naranja, guayaba, sauco, pino y bordeada por una quebrada que suena en su fondo de piedras. Desde el poco privado pero fantástico baño entre el monte se oye bien el río y se ve mejor el monte. Los desayunos y almuerzos (sopa de mute, fríjoles, arepas de maíz amarillo, queso fresco de Ubaté, chocolate, mantecada, moneditas doradas de patacón salado, jugo de naranja, tinto, mermelada casera de fresa, dulce de naranja) los tomamos en una mesa de madera cubierta de un toldo blanco y de genial ensamblaje.

La otra finca es donde está la fábrica de mermeladas y encurtidos El Robledal, productos con los que este brazo de la familia Uribe se ha hecho merecida fama. La casa de esta finca es de finales del siglo XIX, tiene forma de L, techo de teja de barro, columnas de madera azules, paredes blanqueadas y en los muros, incrustados en dos frentes distintos, unas lozas pintadas a mano. Andrés me hizo el tour cuando fue a llevar un par de bultos de naranja y dos talegas de limones verdes. En la casa, entramos primero a la bodega, gran lugar para tener en cuenta el día de holocausto atómico o en caso de pandemia porcina porque está repleta de los emblemáticos frascos de tapa dorada y etiqueta en papel craft con mermeladas de agraz, melocotón, mandarina, mora, naranja, uchuva y encurtidos de tomates secos, aceitunas, palmitos, corazones de alcachofa y chiles ahumados. Pasamos también por la cocina donde trabajan seis mujeres en la preparación de mermeladas y encurtidos.

El interés primordial de la visita, además de conocer las entrañas de LA FABRICA! (y sentir de vuelta la estúpida e inocente fascinación que nos invadió con Jason cuando nos llevaron a un islote en los esteros de Kerala, India, a ver cómo convertían la fibra que protege al coco en pita, y a ver de paso cómo embobar a sofisticados cosmopolitas con una rueca y un poco de yute), era ver el cultivo (donde Andrés tiene una variedad de papa típica de la zona al parecer muy extraña) y la pila de compost. Claro, y extraer el secreto del tomate orgánico (ya tengo la receta del purín de ortiga, por ejemplo). Ahora, que uno se emocione viendo una pila de mierda, se maraville metiendo la mano entre el morro de tierra hirviendo (efectivamente, como dijo Andrés, se podría cocinar un huevo dentro de esa pila de tierra en actividad) y admire el olor de la tierra y el del caldo mineral (caldo que Andrés llama Súper 4 pero que en la sobremesa fue bautizado por Antonio como Caldo Supersona) es signo de transformación huertil. Súmele a esa emoción, el ir recogiendo piecitos y semillas (por cierto, dos semillas de coca traídas de San Juan de Arama ya germinaron), considerar seriamente que es un plan maravilloso ese de intercambiar semillas.

A la casa volvimos en un Rover gris viejo (todos lo Uribe parecen tener uno) y una camioneta a almorzar. Por la tarde saldríamos al pueblo de Tinjacá al Segundo Convite de Arte Y Música Campesina Cuna Carranguera 2009, dos días de conciertos, bailes, comida no tan buena, cerveza, guaro y Velosa, papá de la carranga y héroe nacional.

Nota 1:

El camino que lleva a Tinjacá por el desvío de Capellanía es largo y destapado. (Foto de la Torre de Pisa

En algunas partes, la carretera está cubierta por un bosque de sauces; desde un altico se ve la laguna de Ubaté, los cerros de piedra de Sutatausa, campos verdes con vacas Holstein felices en su vacuno rumiar. Contaban Joaquín y su prima Gabriela, mientras señalaban en los montes de la zona los robledales, de los hábitos del agraz, planta que sólo se da silvestre y que al parecer llaman “el oro de los campesinos”. No se reproduce en cautiverio y sólo en el monte crece, el agraz es una fruta de convicciones. )


A continuación...

La huerta en Tinjacá: “Los neocampesinos” (PARTE II)

La huerta en Tinjacá: “Carrangomeliando con Velosa y otros tesos en el Segundo Convite Campesino” (PARTE III)

Alerta tomate



Los tomates siguen creciendo al parecer sanos y libres de toda mancha. Las arvejas y extraños frijolitos que llegaron de USA, cortesía de Juliana G, van creciendo como por tarea, al parecer contentos de la tierra que en suerte les tocó. El maíz que José sembró de contrabando floreció. Las mazorquitas vienen en camino, al parecer, libres del cochino gusano trozador.

(Fotos tomadas el 15 de junio por la mañana)

sábado, 13 de junio de 2009

Si esto no es poesía burocrática, yo no sé qué es

Cabida y linderos:

Totalidad del inmueble llamado El Antojo, con dos casas de habitación, su capilla, su casa para mayordomo y todas sus demás mejoras, ubicado en el corregimiento de Santandercito, jurisdicción principal de San Antonio de Tena, con extensión o cabida aproximada de 4 fanegadas, 8.630 v2, alinderado así: Partiendo de la bifurcación de la carretera de El Chuscal, por todo el camino carreteable, llamado Buenavista, cerrada con cerca de piedra y teniendo dicho camino de por medio con finca llamada San Miguel de propiedad de Bernando Bermúdez hasta alcanzar una cerca de alambre donde comienza el terreno llamado El Obsequio de Miguel Caucali, hoy de Julio Samper ortega, de este cerca de dicha dirección de occidente a oriente, lindando con el mentado terreno El Obsequio, hasta encontrar un arroyo, volviendo por el cause del arroyo, este por medio con tierras de la finca llamadas de propiedad de Bernardo Botero, hasta encontrar una piedra que da contra la pesebrera de El Antojo, y de esta cerca de piedra en adelante, en línea más o menos recta y lindando con las tierras de Jacarandá, hasta encontrar la carretera que entrada a esta finca de propiedad del citado señor Botero, de esta carretera hacia el norte, bordeada a todo lo largo con cerca de piedra, hasta volver a la bifurcación de la carretera El Chacal, punto de partida.

(Certificado de tradición expedido en La Mesa)

my j alfred prufrock month of the year

And indeed there will be time

For the yellow smoke that slides along the street,

Rubbing its back upon the window-panes; 25

There will be time, there will be time

To prepare a face to meet the faces that you meet;

There will be time to murder and create,

And time for all the works and days of hands

That lift and drop a question on your plate;

Time for you and time for me,

And time yet for a hundred indecisions,

And for a hundred visions and revisions,

Before the taking of a toast and tea.

In the room the women come and go

Talking of Michelangelo.

And indeed there will be time

To wonder, “Do I dare?” and, “Do I dare?”

Time to turn back and descend the stair,

With a bald spot in the middle of my hair—

[They will say: “How his hair is growing thin!”]

My morning coat, my collar mounting firmly to the chin,

My necktie rich and modest, but asserted by a simple pin—

[They will say: “But how his arms and legs are thin!”]

Do I dare 45

Disturb the universe?

In a minute there is time

For decisions and revisions which a minute will reverse.

For I have known them all already, known them all:—

Have known the evenings, mornings, afternoons,

I have measured out my life with coffee spoons;

I know the voices dying with a dying fall

Beneath the music from a farther room.

So how should I presume?